ESCRITORES COLOMBIANOS

LA VIDA EN FÁBULA | Poemas de Pedro Licona

 

Foto │©Archivo particular

 

 

Del libro Río Grande

CIRCULA AVANZA CIRCULA

Calles arriba viene el río rompiendo cementeras
Atrapa casas, ganado, cultivos, hombres:
Dios ha desnudado las intenciones.

La tierra se mece para seducir al humano dentro de su guarida
El miedo por los abismos azules circula, avanza, circula
Dentro de sonidos de horror y el desquite.
La naturaleza sonríe.
El hombre y la tierra han desgastado la paciencia de los elementos
Cada vez que la luz de abajo precede a la de arriba
Mientras circula, avanza, circula.

 

 

 

 

COMO EL CAMINANTE

He regresado a ti
Como el caminante a las márgenes azules del peligro
Crecido el pecho como el mar de leva
Ansioso de lamentos y alegrías que salpican el alma.

He regresado desde el otro lado del sol
Para contemplar la placidez oculta en las tardes del Río Grande
Memoria exacta donde en las noches habita el frío
Que muerde las entrañas del poeta
Que aligera los vuelos placenteros
De las palabras comprometidas con la nada.

 

 

 

 

SORPRENDIDO POR EL ROCE DEL MILAGRO

A lo largo de las fangosas aguas del río
Se aproximan las grises sombras de la ceguera
Escondidas entre grandes moles de arena y de cemento.

El hombre prepara el sacrificio diario a la tierra prometida
Entierra los rayos de sol para animar la comedia
Goza entre el delirio de la posesión
Así el hermano mienta, asesine
Sorprendido por el roce repentino del milagro.
Del libro Receta para Llamar el Amor

 

 

 

WINSLOW HOMER | Black Bass de tamaño natural, 1904 | Acuarela | Art Institute Chicago | CC0 Public Domain Designation

 

 

 

LA CANCIÓN DE LAS LUCIÉRNAGAS

Olía a río malherido, algarabía de visitantes entre el Samán,
Cantaban los muchachos historias difíciles de entender,
imposibles de olvidar
mientras la ciudad prestaba los recuerdos entre la confusión de las calles solitarias.

El agua se sometía a la historia de los árboles, como los cerros
Huía a los embates de la soledad, a los golpes del silencio.

Todos lo sabían desde el nacimiento, como el breve paso de las luciérnagas
Que enredadas en alas de amor, cegaban su canto para siempre.

Los hombres decían escuchar el canto del amor entre las piedras,
Las luces reflejaban el juego de todos los días;
El tallo del árbol encerraba el secreto del misterio tejido en la noche,
Con largos hilos de savia,
Olorosos a rezagos de concupiscencia.

 

 

 

 

Del libro Receta para llamar el Amor

LA VIDA EN FÁBULA

Juega a la claridad.
El mar juega a que no importa el invierno y la sequía,
El mar se mueve en las lejanías, lo que parece imposible,
El mar sabe llegar a todas las orillas,
Pero el mar no puede esquivar a la luna y sus desaires.
El lomo del mar brilla bajo el imperio del sol,
Todo es verde,
A lo lejos azul,
Piensa quitarse uno a uno los leños donados por corpulentos ríos.
Antes solía guarecerse debajo de los armarios,
Lo asustaron la borrasca y el desierto,
Se movía creyendo que jugaba al fugitivo.
Ha jugado el mar a cambiar de colores en la tarde,
A que no importa la luna,
A que el sol no duele;
Pero continua abrasado por la sal
Sin poder hacerse invisible porque siempre hay orillas
Y se acaba su sabio vaivén
Y se mecen los troncos en su lomo,
Y se hace más fuerte la ida y el regreso
Y cae atrapado en manos de dios.

 

 

 

 

Del libro De cuerpo entero

NO INSTALES NOMEOLVIDES
EN EL FONDO DE LA CASA

No instales Nomeolvides en el fondo de la casa
Los vientos del desierto se acercan,
A despertar a las hormigas con su aliento de matorral.

Entre los escombros el deseo sube y se derrama,
Como el río crecido azotado por la borrasca,
En procura de la soledad del mar, para sembrar los silencios.

No instales Nomeolvides en el fondo de la casa,
El hombre ha incendiado con sus latidos las luces de la tarde;
Para atropellar una y otra vez el canto del amor.

 

 

 

Del libro En otra calle

CAMINABA POR EL CENTRO DE LA CALLE

Esa mujer ansiosa del asfalto, del ladrillo, del cemento,
A quien le importaban poco los latidos del reloj,
Las enseñanzas de los viejos,
Los ladridos de los perros,
Y las imágenes que le brindaba una mañana rebosante de alegría,
La música de cuerdas y la danza de la nube virginal.

Esa mujer, por el centro de la calle, celular en mano,
Soñaba con más datos, más aplicaciones;
Con más tiempo para sumergirse en la web,
Que genera las sombras de otro paraíso
Donde no existe el hambre, el dolor y los compromisos.

La alegría del carnaval le rodeaba la cintura
Ella sonreía y volvía a una realidad que le estropeaba el sueño,
Por la negligencia de la batería número 112455, vacía
Y con la marca descontinuada,
Sometida a la galaxia más perfecta que existe.

 

 

 

WINSLOW HOMER | Breaking Storm, Costa de Maine, 1894 | Acuarela | Art Institute Chicago | CC0 Public Domain Designation

 

 

 

LLEGA EL VERANO, REGRESA LA ALEGRÍA

Cuando los soles se atreven a despertar las almas,
Cuando las almas intentan desechar la humedad y el sacrificio,
Regresan las playas, la música, la naturaleza en su concierto sin final.

Es la ebriedad de las lunas
que se atreven a llamar por su nombre a las luces del día,
para proteger huéspedes y arreboles,
para apartar angustias y contingencias,
hasta la otra ronda de los tiempos.

Es el milagro de la sal marina disolviéndose en las carnes,
Para prometer sabores medianeros
Entre el paladar y la mente que provoca.

Es la magia de los colores, animadores de cualquier desborde de fantasía,
Saciando la sed del estar en un lugar ubicado no se sabe dónde.

 

 

 

 

Del libro Paisaje de memoria – Antioquia

EN LA MADRUGADA EL AMOR
SE ABRE COMO LA RISA DE
LAS FLORES

En la madrugada el amor se abre como la risa de las flores
Donde hacen nido los jóvenes de entrañas llenas.

Se escucha en la soledad de la hacienda una catarata de canciones de amor
Que se estrellan lentas en el corazón de la hondonada.

Arriba, en la casa, el fuego retuerce el carbón de piedra,
Las mujeres temblorosas el amor advierten;
Se desgranan luego susurros en la alcoba,
Perdidos entre la oración y el sacrilegio.

En la madrugada el amor se abre como la risa de las flores
Para tentar a hombres y mujeres que en la profundidad de las cañadas
Dicen hallar las claves para entrar al paraíso.

 

 

 

 

Del libro Ilusión

ÁFRICA

Si escuchas el romance del sol y la tierra
Si sientes el llamado del sol canicular
Imagina que alguien, algo, avanza, feliz;
Para desafiar las voces, las leyes del destino.
Un concierto de tambores hace el reclamo,
Comunica las querellas del hombre,
Tendido sobre los altos y bajos del camino,
Escucha los ecos dormidos en la bóveda,
En la casa.

África avanza, llama, se endereza,
Levanta la cerviz y no calla,
Soberbia,
Imparable.

África sabe que si se acaban los ardores de la partida,
Hay refugio seguro en los sonidos brasileros,
En los sentidos que buscan siempre una explicación,
Entre las luces de cada día.

 

 

 

WINSLOW HOMER | El abanico de agua, 1898/99 | Acuarela | Art Institute Chicago | CC0 Public Domain Designation

 

 

 

RAIZALES

En estas montañas profundas,
En el apéndice del mundo,
Nacimos, crecimos, correteamos,
Hijos de negros, hijos de mestizos
Y de cuanta criatura quiso dios tuviera existencia.

Sin creer en tantas historias escritas en las páginas olvidadas
Nos dijeron estábamos abandonados a cualquier sueño,
hasta la hora en que la mente pudiera medir los desastres.

Mentira, nadie nos habló del caos provocado por la necedad
Cuando insiste con sus tentáculos apoderarse de otros silencios.

Ahora que la oscuridad ha partido
Sabemos que el universo es más sabio
Que el aire de esta deliciosa humedad.

 

 

 

 

LA ILUSIÓN

Como la roca que emerge del océano
Limpia, sublime,
Imponente,
Mostré la cara al sol que estrellaba sus fauces en el acantilado.

Sólo un chapuzón de confianza
Y la tierra engulló la arena
Se llevó el agua
Silenció al viandante.

En vano quise ser halcón
Girar desde lo alto
Irrespetar el vacío.

 

 

 

 

Del libro Fronteras

CUANDO CORRE EL VIENTO
DESCOCIENDO EL AIRE

Suda la frente del árbol desnudo en medio del bosque sediento
Al lado el lago y su mirada suave, indeleble.

Una nube de ramas retuerce los alientos
Cuando corre el viento descociendo el aire
Y los hombres soliviantados por la natura piden perdón:
Calla la voz de la justicia.
Cada fuente natural guarda las historias
Donde las carreras y la alegría disimulan los amores
Donde la barbarie sosegada disimula las afrentas.

En el celaje del relámpago
hallé el camino de la infancia
un corredor apacible
un patio súbito de encantos
el escondite secreto de esos días
cantados en la algarabía de la tarde

Infancia ungida con hierbas y asombros
en el filo de la luz
con una ronda de pocas voces

Sólo éramos tres
anudando miedos en el reclamo del trueno
en la desolación de los espejos
en los baúles y su abandono
Sólo éramos tres en medio de la tarde
en el corazón de la noche

 

 

*  *  *

Derechos reservados
©Pedro Licona 
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NOTA BIOGRÁFICA

Quibdó (Chocó), 5 de enero de 1948. Es poeta, novelista y cuentista. Licenciado en Filología y Topógrafo. Ha publicado los libros Lámparas de mi tierra (cuentos), 1983; Campeón de sueños (cuentos), 1984; Viaje a pie al Akasha (poemas), 1991; Crónica poética del Huila (compilación), 1998; Receta para llamar el amor (poemas), 2006; 7 y 45 (novela), 2007; Paisaje de Memoria – Antioquia (poemas); El toque del tiempo (poemas), 2009; Sambapalo (novela), 2011; Cuarto creciente (antología poética), 2010; Tiempo de gracia (novela), 2014; Ilusión (poemas), 2017.

Sus poemas fueron publicados en las antologías: Quién es quién en la poesía colombiana, 1995; Poetas de fin de siglo, 1999; 50 Poetas colombianos, 2010; Puentes de agua, 2017. Seleccionado en el Blog Poetas Colombianos, 2017; Antología Mundial de Poetas Siglo XXI, de Fernando Sabido, 2017. Hace parte del Estudio de Poetas Afrocolombianos, Universidad de Pensilvania 2010.
Participante en los Encuentros Mundiales de Poesía de Santiago de Cuba, 1995 y 1996. Poeta invitado al 28th. Festival Internacional de Poesía de Medellín, 2018. Incluido en el Calendario Burdelianas Poetry 2021 | Un año de Arte y Poesía.

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Las imágenes que acompañan los poemas son del pintor estadounidense WINSLOW HOMER, obras del Art Institute Chicago, catalogadas como de Dominio Público | CC0

 

 

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