AMOR FURTIVO
Incorpóreo y diáfano ausente de revelaciones este amor, pasajero casual viajero nocturno, tan indigno de la luz y de la muerte.
NO MIRAR
De frente Con ojos cerrados el oído se aguza y se ajusta a la música de adentro. Un balanceo invariable sobre un ave metálica máquina palpitante a punto de embarcar —siempre he sabido que es peligroso intentar las cuestas con los ojos cerrados— aire a bocanadas y luego, solo la imaginas, presintiendo el estruendo el beso la oscuridad de los cuartos filamentos encendidos que se agolpan en tu centro óleo sagrado crisálida rota inundando la casa ventanas cerradas mientras el mundo de adentro lanza la ola en tu pupila.
FOTOGRAMA
Capturar la figura cuando el rayo irrumpe recomponer la escena en el suave aleteo. Poder repetir de memoria cada grieta en el cuerpo la sangre anegada imagen nítida del instante antes del estallido que aguarda en la penumbra.

La taza humea el cristal. Dos mujeres hablan en la lengua del silencio. Las manos danzan, se baten, dibujan el paisaje para una historia imaginaria. Mis ojos leen el vacío, contorsiones audaces trípticos de Bacon que desentonan con los labios desolados. Se presiente el desastre. La orden discontinua llega a la mujer del mostrador. La impasible anfibia ha escogido lo primero a su paso: pan y café. Las manos se levantan y agitan para celebrar el pequeño triunfo matutino. ¡Bendito azar! Mientras los créditos ascienden el ruido, ajeno hasta entonces, arremete con violencia. El claxon destruye el sigilo, la calle y sus efluvios regresan con su estertor habitual, entran al lugar y borran la gran pantalla. Las actrices se ocupan de la merienda. Las luces se apagan y una voz en off dice: corte.
ANTE EL ESPEJO
Todo sucede por primera vez de un modo eterno. Borges
No hay dioses esta noche sobre mí. El muelle ha olvidado la orilla. No hay cielo sólo sal esperma de narvales extintos que me atrae desde la playa hasta el embate de la ola. Me inclino y tu piel de agua se ofrece a mi ojo desato la soga salto al vacío atravieso el espejo soy rostro repetido en el cristal cuerpo cayendo soy reflejo, espuma oxidada en los sueños de los náufragos. El eco murmura tu nombre ave mutilada —Nadie puede detenerme— Ni tú, hijo de Laertes, nadie que habite en el agua sabrá jamás lo que es arder.

BILLIE
Aprendiste de los nudos la soledad del mostrador de la mano que aprieta la falda la primera grieta. La luz aún no llega y la tísica ciudad nos arroja en el rostro polvo y fajos supurantes. Cantaremos una vez más para alejar el miedo el hedor de la carne marchita nos iremos pronto con el sol y el último trago nada explicaremos. La trompeta hará el trabajo desgarrará el aliento y las magnolias crecerán adentro. Siempre es bueno algo de terciopelo nos ayuda a entonar mejor nos arrulla el dolor este blues asomado en los dientes rotos. Somos las chicas de Harlem crecemos rápido La noche nos redime mesa a mesa piel a piel de lunes a domingo bailaremos y cuando todo sea olvidado el amor la cuerda tensa la sangre mustia el tranvía de recuerdos nos iremos como palomitas de tul que se pierden en las cloacas cuando de golpe irrumpe la luz del amanecer.

4′33″
—Todo vendrá por añadidura— dice la abuela balbuciente Levanta su mano para indicar que el arroz empieza a secarse. Mientras, en el suelo ajedrezado, las moscas de la fruta algo esperan. Un primer movimiento va entrando por la ventana ir y venir de las manos diligentes utensilios de metal en la despensa que saludan a los nuevos visitantes palomas que sueñan con puñados de escombros algo para olvidar la soledad del campanario las agujas se retuercen en mí tic tac tejen con nácar esta sombra corta que conforma el presente Tacet ahora viene el otro la olla de agua caliente en sordo cimiento cae por el presuroso llanto de colibrí alguien grita un no sé qué imperativo la zanja del jardín cede bajo el metal se abre para el espectáculo de narcisos en flor y el ritual se va haciendo nos va haciendo somos parte de esta nada suena el motor enloquecido mudez imperfecta llevo en mi mano tu mano y la puerta cruje otro más estamos cerca —Aquí está la libertad— la jaula de barrotes resplandecientes se cierra —sinfonía inconclusa— me abrazo a ti y me quedo quieta en el hueco de tu boca.
LENGUA DE SEÑAS
Ejercitar tensar estirar el músculo hasta que la herida ceda o se cierre. Hasta que de la lengua no broten más palabras.

VERTICAL
Infructuoso esfuerzo este de sostener andamios con los pies. Tomadas de las manos desafiamos ese cielo que pasa en cámara lenta —aquí está el paraíso— les gritamos a los hisopos galopantes y nos lanzan el presentimiento de muerte cruel techo que se quiebra contorsión imaginaria. La rama seca y su crac crac bajo el pie de un niño blanco agazapadas reímos del espectáculo que ha dispuesto para nosotras su público hereje. Pero, las nubes no perdonan nuestra osadía el vaho se hace de piedra las nubes caen en el rostro trasforman la sonrisa en mueca y ahora sólo Bacon podría pedirnos posar para su último tríptico. El cielo que nos escupe en los ojos cerrados risa torpe señal de desvarío el andamio cede el niño que trepaba a nuestras tablas ha sido fulminado por el rayo chocamos ramas secas y sangre. Reímos, bajo, para que el dios mutilado no sepa que con acrobacias evitamos al olvido pies enristrados y otra vez ya sabemos que el andamio es siempre nuestra casa.
COLECCIÓN DE CASAS
I
Sombra de marañón carrera delirante para atrapar a Azabache murciélago jugando a ser fruta rodillas sangrantes corriente eléctrica en sinapsis a través del metal venta de pegatinas de 10 y 5 pesos todo el inventario de infancia tesoro humilde el que nunca se cuenta como una gran hazaña pero tal vez el único que vale la pena recordar.
II
Después de la huida caímos de un árbol a otro. Este tenía la altura de una gran mansión pero de paredes rotas, techos que no guarecían, habitaciones del tamaño de un agujero y una escalera de caracol que solo dejaba pasar pequeños pensamientos. De cuando en vez el gigante nos arrojaba tantos frutos que lo inundaba todo. Ríos verdes, bolsas llenas hordas inclementes trepaban por los techos rompían el cristal y hacían que la niña temblara detrás de la madre embarazada. Entonces, aprendimos del miedo a las masas, a los ruidos que vienen del cielo —siempre señal de desastre— y aprendimos también el arte de perder una y otra vez señal ineludible de quien huye de su propio pasado.
III
En las noches a través de los caminos éramos sierpes navegando entre pastos interminables cuerpos contiguos en el miedo y la penumbra bajo el cielo rojo de los pinos agitados. El agua, era la consigna. avanzar, el camino sin retorno pero los exiliados no saben de la gloria y el perro nocturno no sabe del horror que habita dentro delata los pies presurosos y cierne la incertidumbre como una nube pesada que se precipita para empaparnos para recordamos que no existe agua para esta sed.
RESURRECCIÓN
I
Si hoy te inventara serías de tinta, hambre y tabaco, serías la historia del mundo un deseo, un adiós inquebrantable cuerpo revelado al ojo ensayo para una muerte: un poema.
II
¿Cómo aferrarte si no soy un dios de la vida? si te nombro y te convoco te hago carne en mi plegaria canto para traerte entre la luz y el agua pero, no alcanzas el latido te pierdo de nuevo como sal en la playa.
III Es el temblor de la llama que te aparta mariposa blanca te abraza, me abrasa en este simulacro de ceniza eres fénix, el fuego sabe que arde lo que está destinado a volver.
HÁBITO
Abandonar la pluma olvidar el papel caminar en círculos es escribir el poema.
ESCRITURA ES…
Caja de Cornell que contiene objetos coleccionados, recuerdos de otros viajes, fotogramas de seres amados, hojas secas, plumas, amuletos pintados con crayones, cartas perdidas, mapas de nubes, dibujos de corderos, copitos de nieve, canciones de plancha para amores ausentes, cartas con remitentes ilegibles, imágenes de otros tiempos. La caja es la escritura. Los poemas componen artesanías personales. Todos guardan entre sí una lógica intangible y aunque hacen parte de un todo, también pueden verse de forma independiente. Cada compartimento, un verso, una ficción, una mancha, una huella de lo imposible, de las pesadillas, las ruinas y a veces, también, la muerte.
MALÉFICA
A raíz de un poema de Neruda
Ha caído tanta arena en el cuadro que dibuja el tiempo. Puedo imaginarte contemplando la ruina de una ausencia fabricada. Un ensueño en donde anhelas abordar un navío y desde la popa me inventas destilando el dolor de partida. Temo que estas palabras borrarán lo que ha sido escrito y se perderá para siempre la substancia del recuerdo.
Desde tu partida la casa se ha llenado flores, mangles y acacias. El jardín se precipita en las rendijas; las grietas han traído el manantial sonoro donde peces de colores muerden las puntas de mis huesos y he abandonado el lecho para acunarme en los brazos protectores del roble de la entrada. Tú ropa ahora es la sombra de hongos y gusanos que se escurren en la tierra virgen de una selva que nace en mis entrañas.
No te preocupes en regresar. Todo llegará de golpe, el amor o el olvido, y en algún tiempo navegaré hasta Isla negra para reclamar tus huesos y hacer con ellos hogueras en mi templo. Pero hoy sigue cantando entre ruido de mil espadas sedientas, entre palomas de sangre y frentes añejadas por el viento.
Tuviste razón en guardar el filo del metal bajo la planta; años después ha crecido un coco argento, tan frío que se jacta en las noches de escribir largos poemas de amor y memorias adornadas. Pero debes saber que si hubiera querido atraparte no habrías resistido mis filtros de amor, de hiedra y hiel; nada te habría detenido de caer en profundo encantamiento. No adivinaste en mi nombre el antiguo aroma de la sombra, no viste las señales en mi vientre, los ruidos de tambor que se ocultaban. Tierno jabalí agonizante, nunca fuiste el navegante esperado en este viaje ceniza.
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Cúcuta, 1984. Licenciada en Idiomas Modernos y Magíster en Literatura de la UPTC. Participó en el Taller de Creación Literaria de la UPTC y en el Taller de narrativa R.H. Moreno Durán, de la Red Nacional De Talleres (RENATA), Tunja.
Ha publicado sus poemas en: La hoja literaria Poesía UPTC; blog literario La tierra baldía; en la antología literaria Cultura al riel, del Teatro Popular de Tunja (2012). En la Cuerda floja, antología poética de la Corporación Cultural Alejandría, Tunja (2019). En el libro Cada Grieta en el Cuerpo, Mujeres poetas de Norte de Santander (2020), Épica ediciones.
El cuento Luna para una muerte fue publicado en la antología Pisadas en la niebla, Nuevos cuentistas boyacenses (2010), Editorial Común Presencia. Su libro Emily Dickinson, Caja al abismo fue publicado por la Editorial Académica Española (2016). Su libro El lugar exacto de mi noche fue publicado por Épica Ediciones (2020).
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Las imágenes que acompañan los poemas son de GUSTAVE CAILLEBOTTE y de CAMILLE PISSARRO, obras del Art Institute Chicago y del Metropolitan Museum of Art, catalogadas como de Dominio Público | CC0
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